¡El método del Talmud existe!…
y trata de abrirte una puerta a su fascinante mundo… donde está permitido contradecir y criticar la postura del otro, siempre que se haga con buenas intenciones y, sobre todo, buenas razones. Esta práctica promueve la discrepancia y el más apasionado (¡y picante!) debate, pero profundamente amoroso.